jueves, 24 de noviembre de 2011

PENSAR, ANALIZAR, ENTENDER, EVOLUCIONAR

Hay que pensar la vida, analizarla, entenderla y utilizarlo para poder progresar, para no equivocarse nuevamente ante lo mismo. Por eso la experiencia es la mejor educadora, porque te forja, y si uno es consciente y utiliza las experiencias para entenderlas, comprenderlas, y sacar un provecho de la misma, seguramente esa historia lo hará transitar con mayor éxito lo que vendrá.
Así podemos pensarnos y decidir: cómo, de qué y porqué vamos a vivir. Que pulsiones dejaremos que nos muevan, cuales utopías, y cuales deseos.
Y la experiencia tanto propia, como grupal e histórica, nos seguirá moldeando y desafiando.
Sin duda no hay  mejor actividad que vivir tu propia vida, según  tus deseos y tus ideas, que iran evolucionando conforme a la capacidad de comprensión de las experiencias. Y al coraje de defender el producto de lo pensado, también a la apertura en reconocer errores, que como se sabe son los de mayor riqueza analítica.
Librarnos de toda carga ajena a nuestro parecer y sentir. Si las ideas y deseos motores, son los que logran conmovernos.
La vida, fugaz, nos obliga a repensarnos, a preguntarnos en que ponemos energía y en que dedicamos nuestro enfoque.
¿Qué mueve a tu mundo?, ¿qué cosas te apasionan?. ¿Cuál es el motor de tu existencia?
Nadie es del todo bueno o del todo malo, todos somos a veces encantadores y a veces miserables. Somos dualidad.
Y en cuestionarnos, en contradecirnos, en interpelarnos esta lo interesante.
Es bueno pensarlo, analizarlo, entenderlo e ir evolucionando