jueves, 31 de diciembre de 2009

HABLANDO DE LIBERTAD

¡Que ganas de escribir!, como extrañaba sentarme a dejar fluir mi pensar y traducirlo a un lenguaje de símbolos. Es que escribir sin ningún plan, solo por placer, es para mí un acto de plena Libertad.
Amo la libertad desde que tengo recuerdos, desde muy muy pequeñito desaprobaba con todo mí ser cualquier acto de injusticia y de coacción a la libertad, en el colegio, en mi casa, en todos lados.
Siempre estuve parado reclamando libertad: de acción, de deseo, de creencia, de PENSAMINTO, de sentimientos. Tuve que dar mucha batalla y el camino por momentos se pone duro. ¿Pero, como puedo no ser lo que soy? ¿Cómo voy a reprimir, lo que soy? No señores, yo soy esto así, para bien y para mal.
Cada vez que me atrapa o se acerca la alienación, la programación, salgo disparado (muchas veces exageradamente lejos). Es que no puedo ser lo que no soy. No es un tema de negociación, es una realidad revelada. La libertad es un regalo, pero yo la hago mi conquista.
Siempre que me sentí libre, se me hincho el pecho y me llene de vida. Pude ser capaz de recibir y de dar amor.
Poder aprender a desaprender, saber que no todo lo que enseñan esta bien y no todo lo que se dice es la verdad. Cuidar nuestras fuentes de vida, vivir en armonía con el entorno tanto social como natural.

La libertad es el pilar más importante que me sostiene, a veces tengo que ceder un poco, pero tengo que estar atento, los mecanismos de colonización han mutado tanto y se presentan en formas tan particulares. Como dice Marley “No tengo cadena en los pies, pero no soy libre, Jungla de Cemento.”

Me va a venir muy bien, mojar los pies en el agua, sentarme en la arena o en piedras y mirar el horizonte. Recibir un abrazo y un cariñoso beso, devolver una sonrisa con amor.

Al fin y al cabo todo se trata de eso, de libertad, de amor. De buenas vibraciones.

Hemos perdido la sabiduría milenaria de los ancianos, hemos descuidado nuestro hogar (planeta), hemos sido cómplices de hechos atroces.
Somos culpables de la decadencia cultural, espiritual. Que sacar rédito o renta a todo, llegue hasta al amor, a la amistad, a los sentimientos.

Por eso sigo corriendo riesgos, y apostando de lleno al amor, en lo más amplio de la palabra y en lo más particular. Ser libre me hace feliz y eso es lo que persigo.

Son momentos de cambio y de encuentros. Encontrémonos para inventar un mundo mejor cada día. Compartamos y compartámonos. En la cultura andina, hay un saludo que se llama: Aynu, que consta en darse las dos manos una por arriba y otra por bajo cruzadas, generando así un fuir un ida u vuelta. De eso se trata de dar para recibir, de que fluya. De lo que va, viene. Cuanta sabiduría, que nos han escondido. Revaloricemos el pensamiento, la conciencia, el amor. Y el saber de los guerreros del Arco Iris, los sabios de la tierra.